El cáñamo como fuente de alimento
Las semillas de cáñamo, gracias a su nutritivo aceite y a sus niveles elevados de proteína, son, por unidad de peso, un producto de cultivo industrial todavía más valioso que la fibra de cáñamo.
Leer másEl revestimiento de las puertas de ciertas series de coches de BMW, Mercedes y Bugatti se fabrica con una base de fibra de cáñamo.
El plástico de cáñamo nos remite a un material del futuro: un sustituto potencial de muchos plásticos petroquímicos, ligero, duradero y biodegradable, cuya producción es mucho menos dañina para el medio ambiente. Sin embargo, en realidad el plástico de cáñamo no es una novedad dentro del abanico de aplicaciones del cáñamo industrial. Los primeros plásticos ya utilizaban el cáñamo como componente por sus altos niveles de celulosa, la sustancia de que están hechas las paredes de las células vegetales. Este tipo de plásticos son ahora conocidos como ‘bioplásticos’ para distinguirlos de aquellos derivados de materiales basados en productos petroquímicos.
Actualmente, la cantidad de productos de plástico de cáñamo disponibles comercialmente es todavía algo limitada, sobre todo debido a las restricciones vigentes sobre el cultivo industrial del cáñamo (y cualquier otra forma de cannabis) en la mayor parte del mundo. No obstante, algunas compañías están logrando grandes progresos en la introducción del plástico de cáñamo como principal material para la fabricación de artículos tales como cajas de CD y DVD, artículos electrónicos de consumo e incluso instrumentos musicales. Pueden verse algunos ejemplos de lo anterior en The Hash Marihuana & Hemp Museum, una de cuyas principales atracciones de la colección es una guitarra eléctrica con su cuerpo hecho íntegramente de plástico de cáñamo.
El revestimiento de las puertas de ciertas series de coches de BMW, Mercedes y Bugatti se fabrica con una base de fibra de cáñamo, porque es fuerte y ecológico. El celuloide, tal y como indica su uso, está hecho de celulosa y fue uno de los primeros plásticos. Se desarrolló en 1869 como alternativa al marfil, que comenzaba a escasear, y fue inicialmente utilizado para fabricar bolas de billar. Cuando los productores comenzaron a experimentar con diferentes fórmulas se descubrieron cientos de nuevos usos, incluyendo materiales de embalaje, cañerías, auriculares de teléfono, aislamientos eléctricos, cascos para rugby y, por supuesto, celofán.
Una vez las fibras han sido retiradas de los tallos del cáñamo, los restos son un 77% celulosa, lo cual convierte al cáñamo en uno de los cultivos más eficientes para la fabricación de plásticos biodegradables vegetales. La madera sólo contiene entre un 40% y 50% de celulosa. En el algodón, el contenido es de hasta un 90%, pero no puede competir con el cáñamo industrial en términos de cantidad cosechada por metro cuadrado, rapidez de crecimiento y sostenibilidad medioambiental del cultivo.
Desgraciadamente, justo cuando la industria del plástico comenzaba a despegar, la prohibición del cáñamo y la demonización del cannabis bajo el nombre de ‘marihuana’ frenaron la investigación sobre su potencial como componente básico.
En los últimos años, el plástico de cáñamo ha experimentado una recuperación que sigue ganando impulso. Son más las empresas con espíritu emprendedor que han mostrado su atención por las prácticas y los productos respetuosos con el medio ambiente, y han llegado a la conclusión de que el daño al planeta, a largo plazo, no justifica ningún posible beneficio a corto plazo derivado de prácticas de fabricación no sostenibles medioambientalmente. Una de las razones que explican la popularidad del plástico es su bajo coste para el consumidor, de modo que las grandes compañías, cuyo objetivo prioritario son las ganancias, se ven ahora forzadas a explorar alternativas si quieren retener a sus clientes, dado que las provisiones de petróleo barato -el ingrediente base de los plásticos petroquímicos- comienzan a disminuir, lo que inevitablemente conducirá a un encarecimiento del producto final.
Uno de los usos más famosos del plástico de cáñamo es probablemente el prototipo de coche fabricado por Henry Ford, para el que se empleó una fórmula que incorporaba un 70% de fibras de celulosa de cáñamo, bálago y pita (sisal). El coche fue creado en 1941, durante la relegalización temporal del cáñamo, con la intención de apoyar a los granjeros americanos utilizando sus cosechas para crear un coche que pudieran permitirse. Un año más tarde, los mismos granjeros eran animados a cultivar cáñamo como parte de los esfuerzos bélicos del país en un largometraje titulado ‘Hemp For Victory’ (‘Cáñamo para la victoria’). Lamentablemente, el coche de plástico de cáñamo no consiguió producirse a escala industrial.
El 30% restante de la fórmula plástica de Ford era una ‘cola’ de resina. Los agentes aglutinantes para el plástico de cáñamo pueden obtenerse de materiales naturales, incluyendo el aceite de semillas de cáñamo. Incluso se han producido plásticos modernos a base de cáñamo, utilizando papel usado y azúcar como agentes aglutinantes.
El plástico de cáñamo, como todos los productos de cáñamo perdurables y otros materiales de construcción basados en componentes vegetales, también ‘absorbe’ carbono. Los cultivos de cáñamo absorben CO2 a medida que crecen, reteniendo el carbono (el elemento básico de todas las plantas y animales) y liberando oxígeno. El cáñamo cosechado está esencialmente compuesto de carbono absorbido de la atmósfera y cuando el cáñamo se utiliza para fabricar materiales duraderos, se previene la reintroducción de dicho carbono en la atmósfera como CO2. Esta cualidad ayuda a combatir el calentamiento global, al contrario que la producción de plásticos petroquímicos, que genera grandes emisiones de CO2 y derivados tóxicos.
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