Ella debería haber dicho que no
El 1 de septiembre de 1948, la policía de Los Ángeles entró en la lujosa casa de la actriz Lila Leeds, investigando una presunta fiesta de marihuana. La joven actriz fue detenida junto con su compañera de piso Vicki Evans, el actor Robert Mitchum y su amigo Robin Ford por posesión de marihuana, en aquel momento un delito grave en California. Salieron de la cárcel tras pagar una fianza de mil dólares cada uno, pero la vida de Lila Leeds había cambiado para siempre. Tras su puesta en libertad, el único trabajo que pudo conseguir en Hollywood fue el papel de chica fumeta en la película “She Shoulda Said No!” (en castellano “Ella debería haber dicho que no”). La película, también llamada “The Devil’s Weed” (La hierba del diablo) y “Wild Weed” (Hierba salvaje), sigue el espíritu moralista de películas como “Reefer Madness” (Locura por el porro, 1936). El guion está basado libremente en la vida real de Lila.